Por qué hacen subir los precios las malas noticias. Se puede tratar al público general como personas inteligentes. Hay muy pocos economistas en la política y los medios de comunicación. Falta experiencia.

La mayoría de los mercados está funcionando, aunque no siempre con el resultado político deseado. Esto también se aplica al mercado de la electricidad. Sin embargo, se necesitan medidas rápidas, especialmente en lo relativo al gas.

Hay una correlación entre el PIB y el consumo de metales per cápita, pero también una saturación de la demanda. Algunos países son las excepciones que confirman la regla. El metal de origen ruso trae quebraderos de cabeza a la LME.

La Reserva Federal de Estados Unidos espera luchar contra la inflación sin que se produzca una recesión. Un análisis advierte de las falsas expectativas. Cada vez más fabricantes de automóviles se están asegurando el acceso a las materias primas necesarias para fabricar baterías.

No hay mal que por bien no venga
Parece algo apocalíptico que en estos momentos los mercados de valores y otros mercados reaccionen a las malas noticias con subidas de precios. Podríamos denominar este fenómeno como «no hay mal que por bien no venga», y muestra hasta qué punto se han distanciado de la economía real muchos mercados y se utilizan más como instrumentos de inversión. El trasfondo de este tipo de acción es, sobre todo, que los inversores esperan que las malas noticias obliguen a los bancos centrales a adoptar una política de aumento de los tipos de interés más moderada y lenta, puesto que fue la inundación casi ilimitada de los mercados con dinero barato (como consecuencia de la crisis financiera y de la deuda soberana de 2008/2009) lo que provocó una subida casi continua de las bolsas.

Muchos grandes y pequeños inversores se vieron atraídos por esta forma de inversión debido a los rendimientos bajos o incluso negativos de los productos de renta fija (acciones/participaciones), lo que ha dado lugar a muchos años de mercados alcistas. Buena parte de los beneficiarios se resisten ahora a abandonar este auge. Por tanto, estos círculos perciben con alivio las malas noticias, puesto que estas podrían frenar la intensidad de la lucha de las autoridades monetarias contra la inflación. Sin embargo, esta opinión tiene poco que ver con un posicionamiento económico sostenible de los mercados y las economías.

En este entorno de depravación económica, no es de extrañar que el canciller alemán, Olaf Scholz, hablara públicamente de un «doble empujón» al anunciar las medidas más completas hasta ahora para luchar contra la explosión de los precios de la energía, un freno al precio del gas y un fondo de estabilización económica, al tiempo que suprimía la tasa del gas, que ni tan siquiera había entrado en vigor. Desde luego, no es digno de hablar en términos tan coloquiales sobre un asunto tan importante, y obviamente muestra lo que el Canciller piensa del pueblo.

Los economistas tienen muy baja representación en el mundo de la política y los medios de comunicación
Aunque a los medios de comunicación les gusten los eslóganes sensacionalistas, deberían contar con personas inteligentes que proporcionasen una comunicación adecuada. La gente no es estúpida, aunque tal vez este sea el pensamiento en la burbuja política de la capital del gobierno en Berlín y también en bastantes otras capitales de estado. En este contexto de retos actuales en los mercados energéticos, resulta interesante observar la poca experiencia económica que hay en la política y en los medios de comunicación en general. En cuanto un tema requiere una sólida formación en negocios o economía, empiezan a salir a la luz todo tipo de declaraciones y opiniones extrañas sobre las medidas adecuadas.

Probablemente, ese sea el motivo por el que los representantes de disciplinas no económicas, que son la mayoría, suelan pasar poco a poco a la política y los reportajes, donde todo el mundo puede participar y opinar. Los llamados debates sobre valores son especialmente adecuados para esto. Podemos encontrar esta lógica tanto a nivel de trabajo de los miembros parlamentarios normales o de los redactores como en las esferas más altas. Por ejemplo, la abogada Christine Lagarde, como presidenta del Banco Central Europeo, está intentando hacer de la lucha contra el cambio climático una tarea importante del banco central, que, obviamente, está algo atascado en la lucha contra la inflación.

Y el extremadamente simpático Ministro de Economía y Cambio Climático, Robert Habeck, no se cansa de destacar que siempre está dispuesto a escuchar y que ha aprendido rápido en la crisis energética, pero recientemente perdió varios de los elogios que había recibido. El cargo de Ministro de Economía no es un puesto para un aprendiz. Esto no quiere decir en absoluto que alguien que no sea especialista no pueda desempeñar un cargo de este tipo con sensatez y éxito, sino que requiere un trato muy colegiado con los especialistas y expertos subordinados. Las líneas del partido y también las muestras visibles de poder deben quedar fuera de este intercambio.

Sin embargo, la moderación y un uso más cooperativo del poder son bastante ajenos a los líderes políticos de estos partidos (y también a algunos líderes empresariales). Después de todo, ha sido el proceso continuado de aumento y concentración de poder durante muchos años, incluso a veces décadas, lo que ha llevado a esa responsabilidad. En este sentido, la continua resistencia a pedir asesoramiento y la falta de pluralidad son probablemente características inherentes a nuestro proceso político.

«La mayoría de los fallos de mercado no es ningún fallo»
El contexto anterior se ajusta al análisis del antiguo director de la editorial de economía en una columna del Neue Zürcher Zeitung (NZZ). Aquí, el autor llega a la conclusión de que el término «fallo del mercado» es engañoso. Sugiere que el mercado no cumple su obligación de coordinar la oferta y la demanda. Sin embargo, este caso se da en muy pocas ocasiones. En muchos casos no hay problemas de mercado en absoluto o se desea que los resultados de los mercados sean desacreditados como indeseables bajo otras categorías como la política social o cultural.

Del mismo modo, pero con más detalles, el Dr. Christoph Maurer, director general de Consentec GmbH en Aquisgrán, escribió ya en abril en el blog de economía política dirigido por el Foro Económico del SPD e.V: «No hay ninguna prueba de que haya un fallo de mercado en los mercados de la electricidad. En particular, la orientación de los precios a los costes marginales de producción no representa un fallo en el diseño del mercado, sino una señal de eficiencia y el resultado de un comportamiento económico racional que también aparece en otros mercados».

En otras palabras, el mercado de la electricidad funciona, pero lamentablemente existe el problema de que la electricidad también se produce a partir del gas y hay una escasez fundamental, concretamente del gas producido en Rusia. Además, también influye el estado deteriorado de las centrales nucleares francesas. Por lo que a esto respecta, no tiene mucho sentido intervenir en el mercado de la electricidad, ya que este funciona, pero el Estado debe y tiene que intervenir en el mercado del gas, ya que este se ha visto afectado por la guerra y pone en peligro la economía nacional de forma existencial. Sin embargo, no se debería perjudicar a los incentivos de ahorro y sustitución inducidos por los precios.

Queda por ver si los detalles de las medidas que se han acordado ahora convienen a Alemania. Es bueno que se haya actuado con rapidez, aunque quizás se podría haber actuado algo más rápido. Lamentablemente, también tenemos que entender que una actuación demasiado rápida puede dar lugar a errores y es posible que no siempre funcione. Sin embargo, a largo plazo el alivio solo llegará si se puede aumentar la oferta o reducir la demanda. Para ello, es necesario un esfuerzo conjunto y coordinado a fin de alcanzar este objetivo a medio plazo. Los precios del mercado pueden ser una ayuda en este sentido, ya que ahí ejercen cierto efecto orientador.

En lo que respecta al mercado del níquel en la Bolsa de Metales de Londres (LME), los precios se basan en los costes marginales de la producción de níquel y también en la disponibilidad del níquel, así como en calidades no negociadas en bolsa, aunque algunos consumidores no quieran creerlo. El simple hecho de desear precios más bajos no es suficiente. Desde que el 21 de septiembre de 2022 se alcanzase un máximo de 25.000,00 USD/mt, se ha producido una importante corrección que ha llevado a un nivel de algo más de 21.000,00 USD/mt a finales de mes. Este nivel ha vuelto a subir desde principios de octubre, de modo que en estos momentos el futuro del níquel a 3 meses cotiza en torno a los 22.500,00 USD/mt.

Correlación entre el PIB per cápita y el consumo de metales
Los expertos en materias primas de Macquarie publicaron recientemente un estudio que analizaba la demanda de metales de un país o una región en relación con su nivel de desarrollo económico. Básicamente, el consumo más alto se da cuando el producto interior bruto (PIB) por habitante se sitúa entre 20.000 y 25.000 dólares estadounidenses. Se ha visto que el consumo máximo per cápita de un metal es de 700 kg para el acero, 23 kg para el aluminio y 1,5 kg para el níquel.

En su estudio, los autores señalan las excepciones a la regla. Por ejemplo, Corea del Sur tiene un consumo claramente superior al de otros países con el mismo nivel de desarrollo, con 1.200 kg de acero por habitante y 19 kg de cobre por habitante con 22.000 y 25.000 dólares estadounidenses. En China se ha observado un fenómeno similar: es posible que el PIB per cápita actual sea solo de 11.000 USD, pero según las estadísticas, se consumen 28 kg de aluminio por habitante, una cifra bastante más alta que en países comparables. El equipo de estudio explica esta discrepancia porque en China (y también en Corea del Sur) se consumen muchos metales, pero posteriormente se vuelven a exportar como parte de productos acabados. Por tanto, estos resultados podrían mostrar una tendencia, pero los resultados individuales deben analizarse de forma crítica.

En cuanto a India, los autores se atreven a hacer un pronóstico. Actualmente, el país más poblado del mundo tiene un PIB per cápita de solo 2.000 USD y, lógicamente, un consumo de metales relativamente manejable en consecuencia. Si la India tiene una historia de crecimiento similar a la de China, el estado multiético debería generar una gigantesca demanda de metales en las próximas décadas. Este pronóstico también está sujeto a algunas incertidumbres, como las tendencias globales, por ejemplo, en las que influye el cambio energético o la transición a una sociedad de servicios.

La LME presenta el escenario de una prohibición del metal ruso
A principios de octubre, la Bolsa de Metales de Londres (LME) publicó un documento de debate en el que abordaba el tema de las posibilidades y consecuencias de una prohibición de las entregas de metal ruso. La publicación causó sensación en los medios de comunicación, ya que Rusia es un importante proveedor de materias primas para el mercado mundial.

Dicha publicación destaca el papel de las entregas físicas en particular. Este mecanismo garantiza que los contratos negociados en la LME tengan el equivalente real de una entrega física al vencimiento, es decir, que el comprador o el vendedor de un contrato tiene derecho a sacar físicamente la cantidad negociada de la bolsa o a entregarla físicamente en ella. En el mercado de los metales, a la LME le gusta referirse a sí misma como el último recurso, donde se garantiza la compra de bienes en tiempos de escasez de oferta y la entrega en tiempos de exceso de oferta. Por supuesto, los metales con ciertos tipos de grados de pureza, certificados por la LME, solo pueden entregarse en los almacenes que han sido aprobados por la LME.

En los últimos meses, numerosas empresas han anunciado su retirada (voluntaria) de Rusia como consecuencia del ataque a Ucrania y de las sanciones adoptadas o previstas. En este contexto, la LME teme que las empresas puedan rechazar metales de origen ruso sin que exista una obligación legal de hacerlo. Dado que la LME, como último recurso, solo mira la certificación y no el origen, los almacenes de la LME podrían convertirse en un refugio seguro para los proveedores rusos. Esto podría llevar a que los almacenes de la LME se llenaran de metal ruso al no encontrar los productores rusos suficientes compradores en los mercados mundiales. El documento de debate ve incluso el peligro teórico de un posible descuento para las mercancías rusas, aunque su calidad sea igual que la de los metales de otro origen. En un supuesto extremo, el contrato pertinente con la LME podría tener un valor menor que el equivalente de otro origen.

A excepción del cobre, la LME no ha visto un aumento significativo de las mercancías rusas en sus propios depósitos. En estos momentos, el 63 % del cobre en los almacenes de la LME es de origen ruso. En los meses de verano llegó a haber hasta un 80 % procedente de Rusia, tras un 25-30 % en el primer trimestre de 2022. Esta cantidad todavía no es motivo de preocupación para la LME, ya que en el pasado la cuota rusa de cobre ha sido muy volátil: En el tercer trimestre de 2021 había un 95 % de cobre procedente de Rusia en los almacenes de la LME. La cuota de níquel ruso en los almacenes es inferior al 5 % (Rusia tiene una cuota de mercado de producción de níquel a nivel mundial de aproximadamente un 9 %). Además, se sigue comprando y vendiendo metal ruso, lo que indica que los participantes del mercado aún no tienen reservas a la hora de comprar metales rusos por lo que respecta a la demanda del metal.

Por esta razón, la LME actualmente no prevé que las existencias rusas sean motivo de preocupación. Sin embargo, la LME está preocupada por los nuevos contratos de suministro a la economía real para 2023, cuando el metal ruso quede excluido de dicho suministro. Esta cláusula podría provocar una afluencia de metal ruso a los almacenes de la LME.

Por ello, en su artículo de debate, la LME plantea posibles supuestos sobre cómo se pueden prevenir los posibles riesgos para la LME y para el mercado de metales. Las alternativas sugeridas van desde no tomar ninguna medida hasta la exclusión total del metal ruso de la LME, pasando por un sistema de cuotas para el metal ruso en los almacenes. Los participantes en el mercado podrán comentar el documento durante las próximas semanas.

Los analistas ya suponen que China, Turquía y otros países podrían intervenir como compradores, cosa que ya ha ocurrido de forma similar con el mercado del petróleo. No cabe duda de que seguirá habiendo una gran demanda de materias primas, puesto que se siguen realizando inversiones de futuro, como la descarbonización de la economía. Sin embargo, cualquier sanción a las empresas rusas podría dificultar las exportaciones.

Los análisis ven una posible recesión tras la inflación en Estados Unidos
En agosto, Jerome Powell, presidente del Banco de la Reserva Federal, se comprometió claramente a frenar la inflación y advirtió al público de que espera que la Reserva Federal siga subiendo los tipos de interés, lo que perjudicaría a la economía estadounidense de varias formas. Ya en marzo de este año, la Reserva Federal citó algunos ejemplos de la época posterior a la Segunda Guerra Mundial, cuando el Banco consiguió controlar la inflación con duros movimientos para los tipos de interés sin que la economía cayese en una recesión.

En cambio, los analistas del Banco de Inversión Macquarie solo ven cuatro ejemplos desde la Segunda Guerra Mundial en los que hubo una baja tasa de desempleo paralela a una tasa alta de inflación. En los ejemplos nombrados por la Reserva Federal había otras cuestiones que tener en cuenta.

Es posible que la Reserva Federal haya podido controlar la inflación en todas las ocasiones pasadas, pero normalmente a esto le ha seguido una recesión como consecuencia de las medidas adoptadas. Durante la guerra de Corea, a principios de los años 50, la inflación alcanzó el 9,4 % con casi el pleno empleo. Tras un fuerte aumento de los tipos de interés, la economía cayó en una breve pero profunda recesión acompañada de un aumento de las cifras de desempleo, de la que, sin embargo, se recuperó rápidamente.

Stellantis acuerda una asociación para futuros suministros de sulfato de cobalto y níquel
Tras informar en ediciones anteriores sobre las asociaciones estratégicas de Volkswagen y Tesla con proveedores de níquel, podemos ampliar dicha lista.

Recientemente, la empresa automovilística Stellantis, propietaria de marcas como Chrysler, Fiat, Opel, Citroën y Alfa Romeo, ha anunciado la firma de un acuerdo no vinculante con la empresa australiana de prospección y desarrollo GME Resources Limited. Esta colaboración prevé el futuro suministro de sulfato de níquel y cobalto con calidad para baterías para la empresa automovilística. Según informa Stellantis en su comunicado de prensa, el proyecto debería producir anualmente unas 90.000 toneladas de sulfato de cobalto y níquel en calidad de batería. GME Resources Limited tiene una participación del 100 % en el proyecto de níquel-cobalto NiWest, considerado como uno de los mayores yacimientos de níquel-cobalto sin desarrollar de Australia.

LME (Bolsa de Metales de Londres)

Cierre oficial de la LME (3 meses)

12/10/2022
  Níquel (Ni) Cobre (Cu) Aluminio (Al)
Cierre oficial de 3 meses Preguntar 21.785,00 USD/mt 7.565,00 USD/mt 2.220,00 USD/mt

Valores de la LME en mt

  12/09/2022 12/10/2022 Delta en mt Delta en %
Níquel (Ni) 53.532 52.728 – 804 – 1,50
Cobre (Cu) 105.425 145.525 + 40.100 + 38,04
Aluminio (Al) 334.375 336.275 + 1.900 + 0,57

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